lunes, 14 de julio de 2014

Capítulo 22



Narrado por Pablo

Unos días pensando había llegado a la conclusión de que ya nada me ata en Málaga. Absolutamente nada. Lo mejor era dedicarme a lo más importante ahora mismo para mi, mi trabajo, el próximo disco. Con el accidente tenía cosas atrasadas y toda mi banda estaba en Madrid, así que lo mejor era volver allí para prepararlo todo mejor. Seguramente tarde bastante en volver a mi tierra, ya que el mes que viene ya saldrá el disco y siempre las entrevistas se hacen allí. 

No me lo pensé dos veces y comencé a empaquetar mi maleta. Abrí mi armario y cogí bastantes cajas que necesitaría llevarme para otras tantas cosas. Me di cuenta de que en una de las cajas estaban las velas que utilicé con Sara el día del accidente. Y como era de esperar no pude evitar derrumbarme… Habían sido muy buenos momentos y los recuerdos no se van de un día para otro, por eso era mejor aislarme de todo esto. Málaga me recuerda por completo a ella y sé que Madrid será un gran cambio para mí. Pienso que con el disco hará olvidarme un poco más en todo lo vivido aquí. 

Seguía guardando cosas cuando tocaron la puerta. – Pablo, ¿qué haces? Casilda entró en mi habitación y se quedó asombrada al verme hacer la maleta. – Me voy hermana. Dije dejando un pantalón en la cama y haciéndole saber que se sentara conmigo, en mi cama. - ¿Qué dices? Respondió acariciándome la espalda. – Sí… Contesté cabizbajo. Pienso que ya nada me ata aquí. Tengo que prepararlo todo para el disco y Madrid es el mejor lugar para olvidarme de todo. – Pablo… Me abrazó con fuerzas. Te atan muchas cosas aquí, no pienses eso. Sé que hablas de Sara. Y sé qué vais a estar juntos. – No Casilda. Es inútil que me hagas creer algo que no va a pasar. Es inútil hacerme más ilusiones con Sara. Ya todo se terminó entre ella y yo. – La que te dice que no soy yo. Tengo el presentimiento de que no todo ha terminado entre Sara y tú. – Bueno, da igual. Es mejor no hablar de ella. Le dije con un nudo en la garganta. Avisa por favor a la familia, que tengo que despedirme. Mi hermana sonrió y salió de mi habitación. Yo me senté en el ordenador y saqué un billete para dentro de dos horas. Destino… Madrid. 

Cogí todas mis maletas y bajé con ellas las escaleras. Mi hermano me ayudó a bajarlas bien y me di cuenta como toda mi familia estaba esperándome en el salón. – Bueno familia, me marcho a Madrid. Tengo que preparar muchas cosas del disco. No sé cuando volveré. Mi familia aceptó con normalidad que me marchara y todos me dieron un cálido abrazo. Bueno, me marcho, no me gustan las despedidas, ya lo sabéis.

Mi hermano me llevó en su coche para no tener que ir en autobús. Después de media hora llegué a la estación María Zambrano y solté mis maletas por unos minutos, ya que en breve tendría que meterme dentro. – Hola Manuel. Dije saludando amablemente al guardia de seguridad que ya conocía. Han sido muchos viajes en AVE y me conoce bastante gente de esta estación.  - ¿Otra vez te vas? ¿Cómo va ese disco? ¿Y cómo estás tú? Me enteré de tu accidente. Preguntó el hombre. – Por eso mismo me voy, para la preparación. Saldrá el mes que viene. Todo va de maravilla. Yo también estoy muy bien. Fue un grave accidente, pero bueno. Encogí de brazos. – Me alegro infinitamente que vaya todo bien. No dudes que tu disco lo compraré. Reímos ambos y agradecí con una sonrisa. Miré el reloj y me di cuenta como el tren estaba a punto de salir. Me despedí de mi hermano dándole un fuerte abrazo y me metí adentro. 

Cuando me quise dar cuenta ya el tren despegó. Entristecido miré por la ventana viendo como dejaba atrás un montón de vivencias, unas buenas y otras malas, pero que han sido grandes vivencias. Adiós Málaga por unos meses.

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