Narrado por
Pablo
Amanecía con unos rayos
de sol que entraban por la ventana del hospital en esta mañana otoñal. Hasta el
tiempo había cambiado. Sorprendente. Ya estamos en Octubre y me di cuenta de
que en un mes sacaría el disco. No sé sobre eso que hacer, no sé si tendré
fuerzas. Físicamente estoy bien, pero llevo muchísimo atrasado. Gracias a Dios
que antes del accidente terminé de grabarlo pero había cosas que siento que
están bastantes atrasadas.
Terminé de recoger
todas las cosas y en ese momento entró el doctor para indicarme que ya podría
marcharme, por fin. Por fin mi último día aquí. Como bien dije ayer, me dejaba
algo, más bien alguien, de las personas más importantes de mi vida, Sara. Puede
que una nueva vida empezara, ya que me sentía con la necesidad de olvidarla, sacarla de mi vida para siempre, aunque no quisiera.
Bajamos al parking y nos metimos en el coche.
Mi padre conducía ya
que no me sentía con fuerzas para hacerlo. No podía evitar mirar el paisaje
con tristeza, entre que el tiempo había cambiando, llegaba el invierno y todo lo que había pasado me sentía mal. Tocará centrarse
en lo que llega profesionalmente. Ahora más que nunca necesito comenzar la gira
que llegara en Mayo seguramente. Necesito el calor de mi familia tanto la de
sangre como la de mis canciones. Todo está cambiando tan rápido que siento que
me voy a volver loco.
Llegamos a mi casa.
Parecía que todo era nuevo, como si después de mucho tiempo no viniera y así ha
sido, pero sentía como si no hubiese estado desde hace aún más tiempo. Subí a mi habitación y mi hermana venía detrás de mí. – Déjame que te ayude. Dijo Casilda
intentando coger mi maleta. – No, da
igual, puedo. No te preocupes hermana. Le sonreí. – Está bien. Pablo. Dijo sentándose en mi sofá blanco. ¿Por qué le has dicho al doctor que no le
dijera nada a Sara sobre ti? ¿No te quieres hacer cargo de ella? – No digas eso
Casilda, por favor. Le miré enfadado. Me cabreaba que pudiera pensar que pudiera ser capaz de eso. – No sé Pablo,
dime, es que me sorprende. – Es que es una historia larga. Le dije mientras
me sentaba junto a ella. – Sabes que
estoy aquí para todo. Cuéntame. Necesito saberlo. Contestó acariciando mi
espalda. – A ver, David me ha dicho que
me olvide de Sara, que hiciera como que habíamos sido amigos antes del
accidente. Vamos, que no estábamos juntos. Sobre él, Sara ya sabes como que
ahora mismo y antes del accidente estaba teniendo una relación. Que si
intentaba volver con ella le hacía daño a ella, a mí y a vosotros. - ¿¡Qué!?
Pero será… ¿Cómo puede ser capaz? Notaba en mi hermana la misma mirada de
odio. – Mamá me ha dicho que luchara por
Sara y yo tenía planes con ella, pero conozco a David y sé que puede hacer
capaz de hacerle y de hacernos daño, por eso he renunciado a ella. Prefiero no
tenerle conmigo y que esté en brazos de él a verle muerta y a vosotros también.
Dije apenado. - Te entiendo Pablo. O sea, yo hubiese luchado
por Sara y le hubiese ayudado y sé que lo hubieses hecho si David no te hubiese
amenazado, pero sabiendo que ante cualquier acercamiento puede hacer una locura
yo hubiera hecho lo mismo que tú, renunciar a ella aunque duela. Mucho ánimo
hermano. Sé que será difícil, pero encontrarás a alguien que te quiera y que la
quieras. Logré sonreír después de sus palabras. Últimamente poco lo hacía y
hasta lo necesitaba. – Muchas gracias
hermana. Lo mejor es que sé que vuestro apoyo lo voy a tener siempre. – Por
supuesto que sí. Bueno Pablete me marcho que voy a por las niñas, a ver cuando
vienen que tienen muchas ganas de verte. Ya sabes que en hospital no pueden entrar
niños, pero le hemos enseñado fotos de ti y quieren verte. – Y yo a ellas.
Bueno, vete que te echaran de menos. Besé a mi hermana y se fue. En ese
momento abrí uno de mis baúles donde tenía las letras de mi próximo disco.
Nuevas canciones, nuevas historias. Leyendo y leyendo me quedé dormido. Había
sido un día un poco raro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario