Narrado por
Helena
Una llamada a las tres
de la mañana hizo que me preocupara, ya que Pablo todavía no había llegado a casa y
Sara tampoco a la suya. Ni Ana y yo sabíamos nada. Suponemos que estarán bien, juntos,
estarán con sus cosas pero nos preocupamos. Cogí el teléfono. - ¿Dígame? ¿Quién es? Contesté nerviosa. ¿Pablo? – Hola, ¿es usted Helena Ferrándiz?
– Sí, soy yo, ¿qué pasa? Comencé a ponerme más nerviosa ya que me temía lo
peor. – Perdone usted por decírselo tan
directo, pero su hijo, Pablo Moreno ha tenido un accidente junto a Sara
Rodríguez. En ese momento mi vista se me nubló y me apoyé en la pared. - ¿¡Qué!? ¡No puede ser! Otra vez no… - Señora,
acuda al hospital clínico. Los pacientes están ingresados de urgencias y me
temo decirle que están bastante graves. Esas últimas palabras hicieron que
rompiera a llorar. Sabía que no eran horas, pero Ana debía de saberlo. Sara
también estaba con Pablo. Salí rápidamente de casa de camino a la de Ana. Si
ella no contestaba me temía que debía de irme sola hacia el hospital, ya que no
puedo perder tiempo. Nerviosa y con lágrimas en los ojos aporreaba la puerta. -
¿Qué pasa? Abrió la puerta Ana. Ella
me vio tan desesperada que su cara era un poema. – Ana… Le abracé. No tenía fuerzas para comunicarle la noticia. – Helena por dios que pasa. No me digas que…
los niños. – Ssssi. Balbuceaba. Me sentía incapaz, inútil, seguía sin
fuerzas para contarle lo ocurrido. Si
Ana, Pablo y Sara han tenido un accidente, tenemos que irnos al hospital
clínico. – No, no por dios. En ese momento Ana me abrazó con fuerzas aunque
nos separamos rápidamente porque teníamos que irnos. Cogimos el coche de Ana,
ella conducía rápidamente. Por una parte lo agradecía para llegar en cuanto
antes, por otras tenía el miedo de que nos pasara algo a nosotras también. No
sé cómo voy a ser capaz de contarle a Salvador, Casilda, a toda la familia en
general que ha vuelto a ocurrir una desgracia. Pablo accidentado una vez más…
Después de una hora en
carretera llegamos al hospital de la capital. Es lo malo de vivir en
Benalmádena, que hemos tardado tanto por eso. Preguntamos a una señorita donde
se encontraba urgencias y nos indicó el sitio. Como locas buscábamos a un
doctor que nos explicara lo ocurrido, pero no encontrábamos a nadie. Pero en
ese momento vimos a un doctor que venía hacia nosotras. - ¿Familiares de los pacientes Pablo Moreno y Sara Rodríguez? – Si, si,
si. Contestamos ambas nerviosas, entre sollozos. – Me lo he imaginado por las horas. A ver, me temo deciros que como a
alguna de vosotras os he dicho por teléfono los pacientes están muy graves. – A
mí, a mí, me ha llamado. Respondí nerviosa. - Cuéntanos que ha pasado, por favor. Como ha sido. Dónde. Dijo Ana
en el mismo estado que yo. - El accidente
ha sido en los montes de Málaga. Ha sido producido por otra persona, no por su
hijo Pablo. En ese momento al dar la curva ha chocado junto a un coche. Eso nos
ha contado el testigo que se ha ido hace unos minutos. Él está bien, pero sus
hijos bastante graves. Sentaros aquí y en unos minutos os digo los resultados.
Ni Ana ni yo podíamos con tanto dolor. No sabíamos que hacer. No teníamos
fuerzas ni para llorar. Tampoco sé si avisar a la familia ahora o más tarde, o
incluso mañana, según me den los resultados… Sólo queda esperar. Ana y yo
seguimos de los nervios, llorando a más no poder. Ojalá no les pase nada, son
muy jóvenes y no merecen nada malo.
Después de unos cuantos
minutos como prometió el doctor volvió hacia nosotras. - ¿Qué tal va todo? Preguntó Ana aterrada. El doctor cabizbajo no
sabía que decir, Ana y yo nos mirábamos
temiéndonos una vez más lo peor. –
A ver como decirlo… Suspiró. Siento
decirlo tan directo una vez más, pero creo que es lo mejor, los pacientes están
en coma. En ese momento el mundo se me cayó encima y notaba como a Ana le
pasaba igual. La forma de decirla ha sido tan… mal. No sé ni cómo decirlo. A
veces pienso que los médicos tienen tan poco y pésimo trato con los familiares…
Hay que tener un poco de empatía, saber que estamos mal, que cualquier palabra
nos puede afectar aún más. – Nooooo por
dios. Ana aún más lloraba y yo ya no tenía fuerzas ni para hacerlo. - ¿Cuándo podremos verles? Pregunté
hasta un poco mareada. – Aún no puedo
decirle señora. Les estamos haciendo pruebas. Os informaremos con lo que sea.
Mucho ánimo. El doctor nos acarició el hombro a Ana y a mí y yo no sabía
qué hacer. El simple hecho de pensar que Pablo pudiera fallecer cuando ahora
mismo está en el mejor momento de su vida en todos los sentidos me come por
dentro. No puedo. Me niego. Él siempre me ha dicho que necesitaba enamorarse y
ahora que lo ha hecho, es que no, no quiero que le pase nada a mi hijo. Se me
caería el mundo encima.
Narrado por
Ana
[Al día siguiente]
Después de que Helena
llamara a todos los familiares y amigos de Pablo cada vez empezaron a venir más
visitas y también de mi parte. Mis hermanos, tíos y demás familiares, el padre
de Sara, sus amigas, hasta David, el ex de mi hija vino y sinceramente no sé ni
cómo se enteró. No cabía ni un alfiler. Todos nerviosos, llorando ante conocer
la noticia de que Sara y Pablo estaban en coma. La familia de Pablo también le
había cogido mucho cariño a Sara y no querían que le pasara nada. Y yo tampoco
quiero que le pase nada a Pablo. Sobre todo yo que conozco tanto a su madre, a
él desde pequeño y sé que mi hija está aún más feliz desde que están juntos.
Ojalá no pase nada… Yo rezaba que los fans de Pablo no se enteraran, ya que podría ser
un amargo dolor para ellos y también porque se enteraría todo el mundo. Ojalá y
dios quiera sea algo íntimo. Lo necesitamos.
Una vez más vino el
doctor y cada vez que le veía aparecer me temía lo peor. – Familiares, tenemos una mala noticia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario