martes, 25 de noviembre de 2014

Capítulo 54



Narrado por Sara

Terminé mi horario de trabajo y rápidamente busqué el número de Alejandro para vernos. Me moría de ganas por la conversación que teníamos pendiente.
En seguida cogió el teléfono y me dijo que quedábamos en una hora en la cafetería del bar, así que aunque había terminado mi jornada me quedé la hora que faltaba para completar unas horas que me faltaban de otros días anteriores.

Al cabo de una hora Alex bajó las escaleras y nos abalanzamos de nuevo en un cálido y bonito abrazo, tanto o más que la de la vez anterior, de ese reencuentro. – Vamos a la cafetería, ¿no? Pregunté con una sonrisa de oreja a oreja. Alex asintió y en nada llegamos al bar. Nos sentamos y nos miramos fijamente a los ojos. Le echaba más de menos de lo que yo creía… Pensaba que le había olvidado, pero un amigo tan especial como lo es él siempre te marca. Pedimos unos sándwichs y cafés y comenzamos con nuestra charla… Charla que ambos necesitábamos. – Y bueno, ¿qué ha sido de ti todo este tiempo? Fui yo la que me atreví a romper el hielo. – Ay Sarita, si supieras… Ha sido todo una montaña rusa. ¿Te acuerdas de mi mejor amigo? Asentí mientras le daba un mordisco al sándwich. Pues allá voy. Nos peleamos, él lo dejó con su ex, y yo encima me enamoré de su chica como un loco, estuve un tiempo con ella, pero todo terminó. Pero lo mejor ha sido que nos hemos reencontrado mi amigo y yo en Madrid y nos hemos perdonado. – Guau, y tan montaña rusa… Pero bueno, me alegro mucho que por lo menos te hayas perdonado con él. Sonreí. – Yo también me alegro. Y ahora me queda decirte lo más fuerte que me ha pasado en estos cuatro años. – ¿El qué? Preguntaba mientras cogía mi vaso de café para darle un sorbo. – No te lo vas a creer, pero… soy gay. Y fue en ese momento cuando todo el café que estaba bebiendo terminó en su rostro. Comencé a toser tanto por haberle empapado la cara, pero también por la impresión. Y tanto que no me lo creo… Alex cogió rápidamente una servilleta y comenzó a secarse. A la próxima persona que le cuente que soy gay voy a tener que asegurarme que no esté bebiendo en ese momento, porque con Pablo me pasó lo mismo el otro día. – Pero es que Alex, es normal que ambos hayamos reaccionado así, cuando has sido un ligón toda tu vida. – Prácticamente lo mismo me dijo él, parece que estáis conectados. No pude evitar sonreír al pensar que hablaba del nombre del chico que más he querido en toda mi vida. ¿Y esa sonrisa de tonta? Preguntó Alex mientras soltaba varias carcajadas. – Simplemente es que ese nombre me trae muchos recuerdos. Contesté cabizbaja. – ¿Cuál? ¿Pablo? – Sí, he estado con uno de ellos y uno muy especial… Yo también te tengo que contar muchas cosas. Sonreí con las mejillas prácticamente encendidas. Sus recuerdos provocaban una sensación única, que para mí, era imposible de controlar. – Pues háblame de ese chico. Me decía mientras juntaba sus manos y me miraba atentamente. – Es que te vas a quedar con la cara del emoticono del whatsApp cuando te diga de que Pablo se trata. – No me digas que… Tú verás. No sé si Alex ya estaba sospechando que al ser Pablo de Málaga supiera que había tenido algo con él o qué, pero ese ‘’Tú verás’’ me resultaba extraño. No dudé en liar más las cosas, fui directa al decir el nombre, de quién verdaderamente se trataba. – Con Pablo Alborán. – No puede ser… Indicó llevándose sus manos a la cabeza. – Pues sí Alex, sí. Decía volviendo a beber un sorbo del café que me quedaba. – No, no, pero si el ‘’no puede ser’’ no lo digo por sorpresa de que sea un famoso. Lo digo porque Pablo, el Pablo del que te acabo de hablar es el mismísimo Pablo Alborán. Sí, mi gra amigo es tu ex, por lo que se ve. ¿¡QUÉ!? Al final la que resultó ser la sorprendida y la que se quedó con la cara de sorpresa del emoticono del whatsApp era yo. ¡Trágate rápidamente ese sorbo! Decía rápidamente sus palabras y poniendo sus manos frente a mí impendiendo no mancharle esta vez. Me causaba risa la situación, pero rápidamente no pude evitar volver a intranquilizarme al recordar sus palabras. – Ahora la que no me lo puedo creer soy yo. ¿Tú? ¿Amigo de Pablo? – ¿Tú? ¿Novia de Pablo? Estamos en las mismas, querida. Sí, definitivamente era una sorpresa para ambos… Que curiosa la vida, es un pañuelo totalmente. ¿Quién me iba a decir a mí que Alex y yo, dos personas que han sido tan amigos, pierden el contacto, y ahora resulta que tienen a una persona tan especial en común? Pero, ¿cómo fue, chiqui? Cuéntame tu historia con él de principio a fin. Aunque bueno, quién sabe, a lo mejor no tendrá ningún final. – Fue tan gracioso cuando nos conocimos. Hace dos años… Que rápido pasaba el tiempo… Y parecía que era ayer cuando le conocí. Conocerle en el sentido de más a fondo. No podía evitar la melancolía, de echarle de menos cada vez que a alguien le contaba mi gran historia con Pablo. Pero tenía que seguir… Yo tenía problemas, acudí al psicólogo y allí estaba él, fíjate por dónde que mis primeras palabras hacia él fueron las más bordes del mundo, ya que salí de la consulta con muchos papeles, nos chocamos y me lo tiró todo al suelo. –  Me lo puedo imaginar. Conociéndote. Indicó Alex cortándome mientras se reía. Bueno sigue. Y eso hice. – Mi madre se acercó a él ya que le conocía cuando íbamos cuando era pequeña a casa de mi abuela de la malagueta. Por lo que se ve jugábamos de pequeños, fui a su casa para hablar con Helena por una venta de una casa aquí en Benalmádena y eso hizo que poco a poco nos fuéramos conociendo hasta que acabamos estando juntos. Hemos tenido más malos momentos que buenos, pero a pesar de eso, ha sido al chico que más he querido en mi vida. Y ya todo se acabó, me ha sido infiel y yo no se lo he perdonado. Y como era de esperar, comenzaron a deslizarse lágrimas por mis mejillas imposibles de controlar. Alex me apoyó, como los viejos tiempo y yo no podía hacer otra cosa que agradecérselo mil veces, por lo de ayer, lo de hoy y lo de siempre… Porque esto ya va a ser para siempre. Un amigo como él no lo quiero perder nunca más. 

Que gracioso todo, porque recordando las palabras de Alex, había dicho que ambos habíamos reaccionado exactamente igual al decirnos que era gay. Si es que somos tan iguales, conectábamos tan bien, prácticamente me atrevería a decir que a la perfección… Y pensar que todo eso se ha perdido, se ha acabado… 


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