Narrado
por Sara
Terminé mi
horario de trabajo y rápidamente busqué el número de Alejandro para vernos. Me
moría de ganas por la conversación que teníamos pendiente.
En seguida
cogió el teléfono y me dijo que quedábamos en una hora en la cafetería del bar,
así que aunque había terminado mi jornada me quedé la hora que faltaba para
completar unas horas que me faltaban de otros días anteriores.
Al cabo de una
hora Alex bajó las escaleras y nos abalanzamos de nuevo en un cálido y bonito
abrazo, tanto o más que la de la vez anterior, de ese reencuentro. –
Vamos a la cafetería, ¿no? Pregunté
con una sonrisa de oreja a oreja. Alex asintió y en nada llegamos al bar. Nos
sentamos y nos miramos fijamente a los ojos. Le echaba más de menos de lo que
yo creía… Pensaba que le había olvidado, pero un amigo tan especial como lo es
él siempre te marca. Pedimos unos sándwichs y cafés y comenzamos con nuestra
charla… Charla que ambos necesitábamos. –
Y bueno, ¿qué ha sido de ti todo este tiempo? Fui yo la que me atreví a
romper el hielo. – Ay Sarita, si
supieras… Ha sido todo una montaña rusa. ¿Te acuerdas de mi mejor amigo? Asentí
mientras le daba un mordisco al sándwich. Pues
allá voy. Nos peleamos, él lo dejó con su ex, y yo encima me enamoré de su chica
como un loco, estuve un tiempo con ella, pero todo terminó. Pero lo mejor ha
sido que nos hemos reencontrado mi amigo y yo en Madrid y nos hemos perdonado.
– Guau, y tan montaña rusa… Pero bueno, me alegro mucho que por lo menos te
hayas perdonado con él. Sonreí. – Yo
también me alegro. Y ahora me queda decirte lo más fuerte que me ha pasado en
estos cuatro años. – ¿El qué? Preguntaba mientras cogía mi vaso de café
para darle un sorbo. – No te lo vas a
creer, pero… soy gay. Y fue en ese momento cuando todo el café que estaba
bebiendo terminó en su rostro. Comencé a toser tanto por haberle empapado la
cara, pero también por la impresión. Y tanto que no me lo creo… Alex cogió rápidamente
una servilleta y comenzó a secarse. A la
próxima persona que le cuente que soy gay voy a tener que asegurarme que no
esté bebiendo en ese momento, porque con Pablo me pasó lo mismo el otro día. –
Pero es que Alex, es normal que ambos hayamos reaccionado así, cuando has sido
un ligón toda tu vida. – Prácticamente lo mismo me dijo él, parece que estáis
conectados. No pude evitar sonreír al pensar que hablaba del nombre del
chico que más he querido en toda mi vida. ¿Y
esa sonrisa de tonta? Preguntó Alex mientras soltaba varias carcajadas. – Simplemente es que ese nombre me trae
muchos recuerdos. Contesté cabizbaja.
– ¿Cuál? ¿Pablo? – Sí, he estado con uno de ellos y uno muy especial… Yo
también te tengo que contar muchas cosas. Sonreí con las mejillas
prácticamente encendidas. Sus recuerdos provocaban una sensación única, que
para mí, era imposible de controlar. –
Pues háblame de ese chico. Me decía mientras juntaba sus manos y me miraba
atentamente. – Es que te vas a quedar con
la cara del emoticono del whatsApp cuando te diga de que Pablo se trata. – No
me digas que… Tú verás. No sé si Alex ya estaba sospechando que al ser
Pablo de Málaga supiera que había tenido algo con él o qué, pero ese ‘’Tú
verás’’ me resultaba extraño. No dudé en liar más las cosas, fui directa al
decir el nombre, de quién verdaderamente se trataba. – Con Pablo Alborán. – No puede ser… Indicó llevándose sus manos a
la cabeza. – Pues sí Alex, sí. Decía
volviendo a beber un sorbo del café que me quedaba. – No, no, pero si el ‘’no puede ser’’ no lo digo por sorpresa de que
sea un famoso. Lo digo porque Pablo, el Pablo del que te acabo de hablar es el
mismísimo Pablo Alborán. Sí, mi gra amigo es tu ex, por lo que se ve. ¿¡QUÉ!?
Al final la que resultó ser la sorprendida y la que se quedó con la cara de
sorpresa del emoticono del whatsApp era yo. ¡Trágate
rápidamente ese sorbo! Decía rápidamente sus palabras y poniendo sus manos
frente a mí impendiendo no mancharle esta vez. Me causaba risa la situación,
pero rápidamente no pude evitar volver a intranquilizarme al recordar sus
palabras. – Ahora la que no me lo puedo
creer soy yo. ¿Tú? ¿Amigo de Pablo? – ¿Tú? ¿Novia de Pablo? Estamos en las
mismas, querida. Sí, definitivamente era una sorpresa para ambos… Que
curiosa la vida, es un pañuelo totalmente. ¿Quién me iba a decir a mí que Alex
y yo, dos personas que han sido tan amigos, pierden el contacto, y ahora
resulta que tienen a una persona tan especial en común? Pero, ¿cómo fue, chiqui? Cuéntame tu historia con él de principio a
fin. Aunque bueno, quién sabe, a lo mejor no tendrá ningún final. – Fue tan
gracioso cuando nos conocimos. Hace dos años… Que rápido pasaba el tiempo…
Y parecía que era ayer cuando le conocí. Conocerle en el sentido de más a
fondo. No podía evitar la melancolía, de echarle de menos cada vez que a
alguien le contaba mi gran historia con Pablo. Pero tenía que seguir… Yo tenía problemas, acudí al psicólogo y
allí estaba él, fíjate por dónde que mis primeras palabras hacia él fueron las
más bordes del mundo, ya que salí de la consulta con muchos papeles, nos chocamos
y me lo tiró todo al suelo. – Me lo
puedo imaginar. Conociéndote. Indicó Alex cortándome mientras se reía. Bueno sigue. Y eso hice. – Mi madre se acercó a él ya que le conocía
cuando íbamos cuando era pequeña a casa de mi abuela de la malagueta. Por lo
que se ve jugábamos de pequeños, fui a su casa para hablar con Helena por una
venta de una casa aquí en Benalmádena y eso hizo que poco a poco nos fuéramos
conociendo hasta que acabamos estando juntos. Hemos tenido más malos momentos
que buenos, pero a pesar de eso, ha sido al chico que más he querido en mi
vida. Y ya todo se acabó, me ha sido infiel y yo no se lo he perdonado. Y
como era de esperar, comenzaron a deslizarse lágrimas por mis mejillas imposibles
de controlar. Alex me apoyó, como los viejos tiempo y yo no podía hacer otra
cosa que agradecérselo mil veces, por lo de ayer, lo de hoy y lo de siempre…
Porque esto ya va a ser para siempre. Un amigo como él no lo quiero perder
nunca más.
Que gracioso
todo, porque recordando las palabras de Alex, había dicho que ambos habíamos
reaccionado exactamente igual al decirnos que era gay. Si es que somos tan
iguales, conectábamos tan bien, prácticamente me atrevería a decir que a la
perfección… Y pensar que todo eso se ha perdido, se ha acabado…
No hay comentarios:
Publicar un comentario