Narrado
por Sara
Tumbada en mi
cama, observando cada detalle de mi habitación recordaba todo lo que sucedió el
otro día. Sobre todo, ese beso que pude darme con Hugo. Analizaba la situación
y no sabía ni que pensar, ni como tomarme lo que había ocurrido. Sé que es
pronto… Yo no puedo todavía besar los labios de alguien cuando deseo besar los
de otro hombre, porque por más que todo haya acabado como ha acabado con Pablo
los recuerdos todavía no los olvido. Es difícil olvidar a una persona cuando te
ha marcado tanto.
Permanecía con
los ojos cerrados cuando el sonido del porterillo de mi casa hizo que
sobresaltara de golpe de la cama. Salí a la terraza para ver de quién podría
tratarse y una de las personas que creí desde el primer momento que podría ser
era. Sí, Hugo… Rápidamente me metí en mi habitación intentando que no me viera.
No me apetecía hablar con él. – No te
escondas Sara, te he visto. Dijo alzando la voz. Suspiré y no tuve otro
remedio que salir de nuevo a la terraza y hacerle una seña para que supiera que
iría a abrirle.
Llegué a la
puerta y la abrí con un nudo en la garganta. – ¿Puedo pasar? Preguntaba mientras se apoyaba a la pared. – Sí. Dije sin más. Lo más rápido
posible entramos y le hice saber que se sentara. – Tenemos que hablar. Me decía cruzado de brazos. – Ya… Contesté cabizbaja. – Bueno, yo simplemente quiero preguntarte
algo, porque supongo que tu respuesta dará pie a nuestra charla. ¿Por qué te
apartaste de mi cuando iba a besarte? Sabía que esa iba a ser la pregunta y
yo ahora no sabía qué decirle. No sabía si contarle que pensaba en otra
persona, o por lo contrario inventarme cualquier excusa, pero quizás si opto
por lo último le dé esperanzas y deje una puerta abierta cuando lo que menos
quiero es eso. Yo ahora mismo no me siento capaz de comenzar algo… – Bueno, no nos conocemos del todo, por lo
cual esto no lo sabes de mí, pero hasta hace menos de un mes tenía pareja y… Con
un nudo en la garganta me ahogaba con mis propias palabras. No le he olvidado. Al final opté por contarle la verdad. – Ahhhh. Asintió con la cabeza. Bueno, yo te voy a ser muy sincero, creo que
con querer besarte ya te habrás dado cuenta de que me gustas. Me gustaste desde
el primer día que te vi, por eso siempre he buscado algún acercamiento contigo
más allá del trabajo, hasta que anoche al estar solo vi que aunque fuese pronto
era el mejor momento para lanzarme, aunque pasara lo que pasó. Permanecía atenta
a sus palabras, que he de decir que sinceramente no me sorprendían, ya que las
mujeres siempre sabemos cuando un hombre se siente atraído por ti y yo sabía
que a Hugo le gustaba. Pero tenía que ser lo sincera del todo con él. – Y yo te voy a ser más sincera aún. Yo me
siento atraída por ti, por más que tenga a una persona en mi mente y la quiera,
no puedo negar que me pareces muy atractivo. No sé si llamarlo gustar, porque
puede que sea pronto, a pesar de considerarme una chica muy enamoradiza, pero sí
que me atraes. Respondí con toda la sinceridad. Sinceridad de la que ya
había hablado que tenía que hacerlo. –
¿Entonces por qué no me dejas hacerte olvidar a esa persona que tienes en
mente? Yo puedo hacerlo. Decía acercándose a mí. – No, por favor no te me acerques, no estropees esta conversación por
esto, porque sabes que no vas a ser correspondido. Hugo me hizo caso y se
apartó de mí. Que diga que me atraes no
quiere decir que ya vayamos a comenzar algo, ni si quiera que nos besemos. No
estoy preparada para hacerlo, hoy no, pero ni mañana, ni pasado tampoco… Suspiré. – Pues yo no sé si voy a estar esperándote toda la vida. Alzó un
poco la voz. – Creo que si de verdad te
interesa una persona lo harías. Respondí directa y un poco disgustada con
su contestación. – Ya, pero no me apetece
ser el segundo plato de nadie. Me dijo esta vez aún más cabreado de lo que
le había visto anteriormente. – No es ser
el segundo plato, es aclarar mis dudas. – Y por eso te digo que me dejes que te
las aclare. Decía mirándome fijamente.
– No Hugo, ya te he dicho que no… Me alejé aún más de él y me temo que eso
le sentó aún más mal porque sentía que se iría en breve. – Pues nada, aquí se acabó la conversación, ya sabes lo que pienso y
lo que siento. De momento, si quieres algo de mí voy a estar, pero cambio el
sentido a como tú lo dices, hoy sí estoy, pero mañana y pasado puede que no. Hugo
se levantó del sofá y se marchó sin más, sin darme dos besos, sin decir ninguna
otra palabra. Como pensaba así fue, se fue en breve…
Cerró la
puerta y yo suspiré tumbándome en el sofá, cerrando de nuevo los ojos, pensando
de nuevo en esa conversación que cada vez hacía que en vez de aclarar mis
dudas, aparecieran más. Que intenso es esto del amor…
No hay comentarios:
Publicar un comentario