martes, 20 de enero de 2015

Capítulo 76



Narrado por Pablo

Casi ni supe reaccionar cuando me di la vuelta y vi a Sara frente a mí. Pensaba que no iba a venir a buscarme, por eso me impresionó tanto, pero quizás que haya hecho esto significa que si que tiene ganas de una conversación y espero decir, de una reconciliación definitiva. 

Me sonrió e intentó quitarme mis lágrimas. No tenía ni idea de cómo acabaría todo esto, pero me moría de ganas y de nervios por saberlo ya. De repente se fue acercando a mí cuando me abrazó con fuerza. En ese momento rompí a llorar y la abracé casi sin dejarle ni respirar, pero necesitaba estrecharla fuertemente. Siempre que lo hacía la sentía mía y una vez más, así lo sentía. De pronto se separó de mí y me miró fijamente. 

– ¿Por qué lloras? Consiguió preguntarme. Me parecía absurdo que me preguntara esto cuando lo sabía perfectamente, por ella y solamente por ella. 

– Ya lo sabes. Respondí directo. 

– No, no lo sé.

– Por favor, Sara, ¿por qué voy a llorar? Preguntaba cruzado de brazos.

– Dime la respuesta.

– ¿Quieres saberla? ¿Sí? Esta vez era Sara la que permanecía cruzada de brazos, mordiéndose el labio y mirándome fijamente. Me hizo saber que necesitaba conocer mi respuesta. Estaba a punto de sincerarme como nunca antes lo había hecho. ¡Ahí va! Suspiré. Aunque hablé la semana pasada con Hugo y me dijo que me querías, lloro porque no soporto ni un día más verte y saber que no vas a estar conmigo. No soporto que estemos separados, no soporto despertarme de la cama cada día y saber que no te veo a mi lado, sonriente, besándome, como siempre lo hacías. Como digo en Pasos de cero; ‘’No entiendo el despertar sin un beso de esos, sin tu aliento en mi cuello. Sin ti yo me pierdo’’. Creo que con esta canción está todo dicho, pero seguiré. Echo de menos todo de ti, todo, absolutamente todo. ¿Y sabes? Fíjate lo cerca que estás de mí ahora mismo, pero a la vez te siento lejos y lo noto cada vez más. He sentido alguna vez que te iba a perder para siempre, pero incluso hasta cuando estabas con Hugo lo sentía menos, ahora si lo noto, que nunca más vamos a volver, que esto se acaba aquí. Y de verdad, parezco un completo bipolar porque el otro día sí que sentía que hoy íbamos a volver, pero me agota ya el no tenerte y me da a pensar todo esto. Y lloro por eso, por miedo, porque cada día que pasa te sigo queriendo aún más que ayer. Y no sé, no sé que más decirte, por eso estoy así, derrumbado. De repente me callé, había dicho demasiado y ahora era el turno de Sara, ahora era cuando tenía que averiguar lo que iba a pasar entre nosotros. Y bueno, también quiero decirte… Volví a decir.

– Shhhh, cállate, cállate ya. Sara me cortó, se acercó a mí posando un dedo en mis labios mientras a la vez con su mano izquierda acariciaba mi mejilla. Qué bonito es esto de volver a decir que sientes su respiración, respiración que sé que ambos no podemos controlar. Notaba como nuestras palpitaciones aceleraban, hasta que llegó ese cálido momento… En ese momento me besó, pero rápidamente se alejó. Te quiero más que a nada en este mundo, recuérdalo siempre. Consiguió decir. Y después de esto fui yo el que se lanzó, la cogí en brazos haciendo que nos fundiéramos en un mágico beso.

De pronto escuché aplausos y gritos. Sara y yo nos separamos y miramos hacia toda la gente que se encontraba en la carpa. No podíamos contener la risa ante las reacciones de mi familia, Ana, Alex y Rafa. Ellos han sido los que han vivido nuestra relación más de cerca, los que nos han aconsejado y apoyado en los peores momentos y en cierta parte los que han hecho que nos reconciliáramos, o que mantuviéramos una conversación cuando nuestro orgullo quería parecer ganar. Y lo agradezco enormemente, sin ellos seguramente no estaríamos viviendo este precioso momento, porque es cierto que yo no me atrevía a decirle a Sara encima de ese escenario que Solamente tú también iba dedicada a ella, así que sobre todo Alex en realidad ha sido quien ha conseguido todo esto.

Bajé a Sara de mis brazos mirando a todos los presentes que seguían gritando, pero al segundo volví a besarle.

– ¡Sois unos cotillas! Gritaba mientras me reía a carcajadas. Alex comenzó a venir hacia nosotros pegando grandes saltos de felicidad y mucha gente más le siguió. Nos fueron abrazando, todos sonrientes, hasta que llegó a él.

– Por fin hijos míos, por fin. Decía mientras nos abrazaba a Sara y a mí a la vez. Os juro que como os separéis otra vez hago con vosotros una ensaladilla rusa. Esto parece una telenovela, ¡cuánto sufrimiento por Dios!  

Todos los que nos encontrábamos allí reímos una vez ante las ocurrencias de Alex, aunque era la realidad, esto había sido una auténtica telenovela, pero como todas tienen su final feliz y esta historia también la va a tener.

Comencé a pensar en mi vida con Sara, en todos nuestros planes y de repente se me ocurrió hacer una de las mayores locuras y a la vez de las cosas más románticas que puede hacer un hombre por una mujer. Sinceramente, nunca me había planteado o imaginado que esto podría llegar a pasar tan pronto, pero sentía la necesidad de hacerlo. Tenía la suerte de que este restaurante no me pillaba muy lejos de casa, así que me daría tiempo a planear todo y podría surgirse en este lugar el momentazo que viviremos en breve.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario