Narrado
por Sara
[Unas semanas
después]
Estas semanas
habían sido muy duras, pero ya prácticamente tenía aclaradas mis dudas, ya
sabía que es lo que quería en mi vida.
Hoy tocaba salir
a comprar los vestidos para la boda de Salva con mi madre y Alejandro.
Ya estábamos
listas, solo faltaba que viniera Alex en el coche y nos recogiera.
He de decir
que en estas semanas ni he visto a Pablo, ni a Hugo. Éste último sí que me ha
llamado para salir, pero le he pedido tiempo y creo que si no es hoy, es mañana
cuando tenga mi conversación con él. Con Pablo desde aquel día que hablé con él
y quedamos en que hablaríamos en la boda no hemos vuelto a saber nada el uno
del otro, pero tampoco ha pasado tanto, solo tres semanas. El sábado que viene
ya será la boda y ya por fin tendremos esa conversación.
[Unas horas
después]
Después de
unas veinte tiendas por fin di con mi vestido. Era tan ideal que hasta me
emocionaba…
Bonito, ¿verdad? Sí, parecía muy pava, pero soy muy fan de los vestidos de eventos
así y tener uno me hace feliz y más cuando sé que será para una gran ocasión.
[Por la noche]
Llegué a casa
agotada tras un día intenso, pero mucho más lo iba a ser tras comunicarle a
Hugo la decisión de que no quería seguir con él. Miedo me dará lo que acarreará
esto, pero no puedo mentirme más a mí misma, no puedo seguir con una persona
con la que ya no quiero estar. Será mejor para mí, pero sobre todo, para él, ya
que no quiero hacerle daño.
No hizo falta
el avisarle ya que cuando veníamos de vuelta ya lo hice, así que supongo que
dentro de poco ya estará en mi casa.
Después de
unos cuantos minutos sonó el timbre. Tragué saliva comenzándome a poner
nerviosa, pero rápidamente respiré, suspiré. Tenía que tranquilizarme como
pudiera.
– Hola. Mi saludo no era
muy efusivo, que digamos. Pasa. Le
dije mientras él entraba y cerraba la puerta.
– Bueno, ¿qué
tenías que decirme? Preguntaba ya sentado.
– Me
cuesta tanto tener que decirte esto, pero tengo que hacerlo. Antes de nada
decirte que hago esto por el bien de los dos, pero sobre todo por el tuyo,
porque lo último que quiero es hacerte daño.
Hugo me miraba confuso, descolocado, arqueaba sus cejas seña de que no
entendía hacia dónde irían mis tiros. Y es que yo tampoco lo entendería si
fuera al revés.
– Me estás poniendo nervioso.
– Ya voy. Indiqué
guiñándole el ojo. Quiero hacerte un
resumen de toda nuestra relación. Llegaste a mi vida en el momento justo,
cuando me di por vencida, cuando ya no creía en el amor y pensaba que no estaba
hecha para ningún hombre, pero tú me hiciste sentir lo contrario. Cuando
comenzamos a estar juntos mis expectativas hacia ti subieron como la espuma,
cada día me sentía más cómoda a tu lado, pero no todo es tan color de rosa,
comenzaron las peleas y para colmo llegó hace un mes la muerte de mi hermana y
con ella Pablo.
– No sigas. Sabía que en
cuánto escuchara su nombre iba a saltar. No
sé por qué, pero sabía que el motivo era ese, Alborán. ¿Cuál si no? Pero me
duele mucho.
Y tiene toda la razón… Ningún motivo ha habido. Que prácticamente de la
noche a la mañana alguien te diga que no quiere estar contigo no habiendo
pasado nada debe de doler.
– Déjame seguir
Hugo. Éste levantó sus brazos para que siguiera. Cuando hablé con él volví a recordar todo, encima para colmo Alejandro
me dijo que no se había olvidado de mí y desde ahí por fin me di cuenta de que yo
tampoco. Ni te imaginas las veces que me he auto convencido de que ya no le
quería, de que le había olvidado o de que tenía que hacerlo, pero aún así,
aunque pensé que estando contigo lo había hecho, al verle, al hablar con él me
he dado cuenta de que no… Dije cabizbaja. Entonces para estar contigo cuando me acuerdo de otra persona pues yo
así no quiero, porque como te he dicho anteriormente nos hacemos daño los dos.
Y por fin solté todo lo que llevaba acumulado este mes. Me acabo de
quedar más a gusto que nada… Guardarte las cosas nunca es placentero para nadie
y yo que llevo unos años que lo único que hago en esta vida es sincerarme, siempre
que digo lo que pienso me siento mucho mejor conmigo misma, como que ya estoy lista parque
venga lo que tenga que venir, pero sabiendo que lo he soltado todo me siento en
paz.
– No voy a
negarte que ahora mismo estoy intentándome controlar para no saltar. Indicó después
de unos cuantos minutos de pleno silencio.
Sabes como soy, pero lo único que voy a decirte es que agradezco y me alegro
mucho de que me hayas hablado con sinceridad y hayas pensado en mí para no
hacerme sufrir.
Sonreí y me abracé a él.
– Gracias por
entenderme. Gracias por este tiempo a tu lado. Que sepas que solamente me voy a
quedar con lo bueno y que aquí tienes a una amiga para lo que sea.
– Agradezco tus
palabras, pero yo ahora mismo no puedo verte como a una amiga. Pero estoy
seguro que dentro de un tiempo sí. Sonreímos ambos.
– No sabes cómo
me alegra que te lo hayas tomado de esta manera.
– Ah y bueno, en
cuánto a Alborán, pídele disculpas por mi vena celosa el día del cementerio.
Espero de todo corazón que seas muy feliz junto a él, porque lo que he podido
observar, creo que te quiere.
– No sé por qué,
pero esto me está sonando a despedida y no quiero eso.
– Te pido un
tiempo. Necesito olvidarte y viéndote me lo vas a poner dificil.
– ¿Pero y el trabajo?
– No te lo dije porque lo rechacé por ti, pero
ya que no hay nada cerrado, ni han elegido a nadie, me llamaron de Canarias
para ser el jefe de un hotel de allí. La oferta es mucho mejor que la de aquí y
habiendo pasado esto, creo que es mi oportunidad.
– Claro que es
tu oportunidad, no la desaproveches.
– No lo haré. Y
es por eso que me estaba despidiendo de ti. En ese momento se levantó del sofá y abrió
sus manos. Rápidamente me fui de nuevo hacia sus brazos.
– Gracias por
todo.
Nos separamos y le acompañé hasta la puerta.
– Adiós Sara.
– Adiós Hugo.
Sonreímos y cerré la puerta con calma.
Suspiré pensando en todo lo que había ocurrido, en como se lo había
tomado. Que duro y difícil se me había hecho este momento…
De repente me di cuenta de que tenía que darle a Hugo una cadena de oro
que me regaló, así que cogí rápidamente mis llaves y salí de casa.
– ¡Hugo!
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