Narrado por Pablo
[Sábado. Día de la boda]
Sonó el despertador y corriendo me levanté de la cama.
¡Por fin era el día! Además de la gran boda de mi hermano con una persona que
adoro como es Silvia, por fin hoy llegará el día de mi renconciliación
definitiva con Sara. Definitiva porque me niego a perderla más, porque ya
siento que nada ni nadie nos separará. Y estoy feliz...
Las horas pasaban rapídisimas. Me había arreglado en a
penas media hora.
Solo nos quedaba almorzar e irnos.
[A las dos horas]
Esto de las bodas era lo más agotador y ajetreador, no paraba de un lado
a otro y solo iba detrás de Salva. Él me contagiaba sus nervios. Lo que me faltaba...
Que estando yo nervioso por tantas cosas él me pusiera peor, pero le entendía.
Salimos de casa en su coche, en él íbamos mi hermano, mi padre, mi madre
y yo.
Narrado por Sara
Mi madre, Alejandro, Rafa y yo. Todos en mi casa ya
listos para irnos a la iglesia. Iriamos en el coche de Rafa esta vez. No podía
evitar sentir esas mariposillas en el estomago. Tantos nervios que parecía que
la que me iba a casar era yo.
[Iglesia]
Llegué a la
iglesia y nerviosa entré adentro. Seguidamente me senté mirando al frente,
suspirando y con las manos bastantes sudadas. Además del calor que hacía, los
nervios producían esto.
La iglesia cada
vez se iba llenando de más y más gente. A algunos los conocía, a otros no, otros
me miraban con cara de ‘’¿Qué hace aquí esta chica?’’ y en realidad, a pesar de
que veo que mi reconciliación con Pablo llegará hoy yo también me lo
preguntaba, pero por Salva tenía que hacerlo.
Y el momento
de mi reencuentro con Pablo llegó… Empezó a sonar la melodía, seña de que Salva
estaba al llegar. Éste apareció y detrás de él Pablo más guapo que nunca. ¡Qué
bien le sentaban los trajes, joder!
Mi corazón se
paró, pero a la vez empezó a acelerar conforme se iba acercando al altar. No
sabía dónde meterme, no sabía si esconderme como pudiera para que Pablo no me
viera o por el contrario actuar como si nada. Él caminaba sonriente, hasta que
llegó a una de las primeras filas y se sentó. No dejaba de mirarle, era lo que
más deseaba. De pronto me di cuenta como buscaba a alguien con la mirada y
sabía que podría ser yo perfectamente. ¿A quién si no? Alex me empezó a dar
codazos, supongo que él también se habría dado cuenta de sus miradas.
–
¿Te has fijado en él? Preguntaba
sonriente.
–
Como para no hacerlo. Contesté
riéndome avergonzada.
[Media hora
después]
La ceremonia
llegó a su fin y todos comenzamos a salir. Quise hacerlo cuanto antes porque la
verdad, no me apetecía hablar con Pablo ahora mismo. No era el momento, me
parecía muy ajetreado...
Los novios
salieron y todos los invitados comenzamos a tirarles arroz, típica tradición.
¿Algún día me veré aquí? ¿Será con Pablo? Se me erizaba la piel de tan sólo
pensarlo, de verme vestida de blanco, acercándome al altar y que él me
recibiera con la más bonita y grandes de sus sonrisas, esas que siempre comento
lo mucho que me enamoran. Eso solo lo sabe el destino…
De repente le
vi aparecer y en ese instante nuestras miradas se cruzaron. Esta vez era muy
fácil verme, ya que Salva y Silvia estaban pasando por mi lado en ese instante.
Pablo no dejaba de apartarme su mirada. Incluso cuando un amigo suyo se le
acercó aún seguía mirándome. Y yo para que voy a negarlo, tampoco la apartaba.
Seguía
pensando en que este no era el momento apropiado para hablar, así que
rápidamente les di la enhorabuena a los novios y me marché junto a las personas
que había venido.
–
¡Sara! Sonriente me
di la vuelta y Helena se acercó a mí a abrazarme con fuerzas. Gracias por
venir. Gracias por aun no estar con Pablo estar aquí. Sonreía mientras le
acariciaba la espalda.
–
Era lo mínimo que podía hacer después de lo bien que os habéis portado siempre
conmigo. A pesar de no estar con Pablo sois como mi familia y os quiero
muchísimo. Helena
volvió a abrazarme y después de esto le hice saber que me tenía que ir. Y así
hice. Todavía quedaba mucha noche…
No hay comentarios:
Publicar un comentario