martes, 2 de septiembre de 2014

Capítulo 38



Narrado por Pablo

Me encontraba en el estudio con mis compañeros ya que estábamos celebrando la gran salida y acogida del disco. Me he implicado mucho en el proyecto para que saliera perfecto, o por lo menos que rozara a la perfección y creo que lo he conseguido. – Pablo, hoy vamos a salir para celebrar tu disco. Tienes que venirte. Dijo Lolo dándome un tortazo en la espalda. – Ay, qué quieres que te diga, pero no me apetece. Contesté apenado. Llevaba muchos días de ajetreo y no me apetecía que para un día que tenía de tranquilidad utilizarlo para salir. – Eres el protagonista de esto, ¿en serio que no vas a venir? Indicó David. – Me da a mí que como no vayas nos vas a tener que aguantar a todos y creo que eso va a ser peor. Dijo esta vez Porty. – Buuuueno, me habéis convencido. Contesté con una sonrisa. Entonces me voy ya, que luego siempre os quejáis de que llego tarde. Salí del estudio y puse dirección a mi apartamento.

Llegué y rápidamente me metí en la ducha.

Cuando me quise dar cuenta, los chicos ya me estaban avisando de salir. Bajé y me metí en la furgoneta. No sabía dónde íbamos a ir, pero la verdad, a pesar de las pocas ganas que tenía anteriormente de salir, necesitaba despejarme. Hacía mucho que no salía por una cosa u otra y creo que lo necesito, es más, creo que me lo merezco.

Llegamos a una especie de discoteca con un gran reservado vip. – Entre todos hemos querido regalarte esta noche. Dijo Antonio sonriente. – Muchas gracias compañero. Le abracé acariciándole la espalda. Gracias a todos de verdad. Decía mientras le daba abrazos a cada uno de ellos. En ese momento vi llegar a Lolo con Andrea. Antes de que se acercaran a mí cogí a Lolo del brazo y me lo llevé a un sitio más apartado para hablar cómodamente. – ¿Qué hace ella aquí? Pregunté mientras miraba a Andrea y señalándola. – Pablo, es una incorporación del equipo, es normal que celebre tus éxitos. – Claro, es una incorporación, pero, ¿no crees que es un poco pronto para que celebre con nosotros mis éxitos? Perfectamente lo podemos celebrar con ella en el estudio, no de copas. – Tío, es una gran noche, deja de comerte la cabeza por tonterías. Respondió Lolo cruzado de brazos y al segundo yéndose para sentarse en uno de los grandes sofás. Y en gran parte Lolo tenía razón, era una gran noche y muy especial, de celebraciones, pero el que Andrea quisiera besarme el otro día ha hecho que no quiera verla en unos días, por lo menos. Y la realidad era que no la veo desde el día que me besó, ya que desde que volví de Málaga he estado aún más liado, pero que en su momento tuviera problemas con Sara digamos que por su culpa, hace querer alejarme de ella. 

Cuando me quise dar cuenta los chicos no estaban en el reservado, sólo Andrea y yo solos. Ella se acercó a mí con una gran sonrisa. – Vaya, nos han dejado solos, ¿no? Sonrió. – Pues parece ser que sí. Dije sentándome en el sofá. Andrea fue detrás de mí para hacer lo mismo. ¿Quieres? Dijo ofreciéndome una copa de vino en la mano. Por unos segundos dudé en aceptar o no, pero la verdad, como había dicho Lolo era un día especial. – Oye, perdóname por besarte el otro día. No sé que me pasó. Me dijo disculpándose. – No pasa nada. Dije sonriente y bebiendo un trago.

Las horas pasaban y yo cada vez me encontraba más a gusto, aunque notaba que había tomado varias copas de más. Me notaba que estaba borracho y es raro, porque yo nunca he sido de beber tanto. Sé controlarme siempre. O casi siempre… – ¿Sabes algo? Dijo Andrea susurrándome al oído sus palabras. – ¿Qué? Contesté sonriente. – Que me encantas. En ese momento nuestras miradas se cruzaron y nuestros cuerpos se unían cada vez más, tanto que muy pocos centímetros nos separaban. Hasta que Andrea decidió que nos fundiéramos en un beso, que he de decir no sé si sentía seguirlo o no, pero lo hice.
Al cabo de unos minutos nos separamos. Andrea cogió mi mano para ir en búsqueda de los chicos y salir de aquel lugar. – Nos vamos. Dijo Andrea sin más sin dejar de apretarme la mano con fuerza.  ¿Qué dices? Preguntó Lolo extrañado y asombrado. – Sólo estaremos en mi casa, está al lado, no te preocupes chiquillo. Volvió a decir. Lolo y los demás chicos aceptaron y yo tan sólo saludé con la mano yéndome de aquel lugar.

Caminaba por las calles madrileñas junto a Andrea abrazado a ella. Mi cuerpo se tambaleaba por el efecto del alcohol. Después de calles y más calles llegamos a su casa y me invitó a subir. Subimos las escaleras del portal hasta que entramos. Ella tiró las llaves en una gran mesa y se abalanzó sobre mí, tanto que parecía un auténtico Koala. – Bésame. Me dijo tímidamente. Yo le correspondí y la llevé a una habitación dónde al parecer era la suya. Me tumbé en la cama y empezó a quitarse la camiseta y pantalones quedándose totalmente desnuda. También hizo lo mismo con mi ropa que terminó en el suelo. Y llegó el momento dónde hicimos el amor… Juego de suspiros, besos y caricias que hacía que mi piel se erizara por momentos. Esta situación me recordaba a algo, o más bien, a alguien… 

[Al día siguiente]

Un sonido bastante fuerte hizo que me despertara de golpe. Achiné los ojos y vi que no me encontraba en mi cama. Desvié la mirada y tenía a Andrea a mi lado. Levanté la sábana y vi como ambos estábamos totalmente desnudos. ¡No puede ser! ¡Pero qué he hecho! He fallado a Sara de nuevo y ahora sí que no, ahora no me lo va a perdonar… Me siento el mayor imbécil de esta tierra. ¿Cómo he podido ser capaz?
Me levanté de la cama, enfadado conmigo mismo, derrumbado, me coloqué mis bóxers y me asomé por la ventana. Vi que en la acera de enfrente había obra así que de nuevo volví a la cama. Mi cabeza iba a estallar, entre el fuerte ruido y las varias copas de más que tomé ayer. Miré a Andrea y me preguntaba una y otra vez el por qué lo hicimos. Aunque claro que encontraba la respuesta, el efecto del alcohol anoche hizo esto, pero aún así siento que he fallado a Sara por completo. El alcohol no es la excusa esta vez. Y era curioso, porque otra vez lo podría ser. Lo fue en su día cuando intenté violarla y lo podría tomar como excusa ahora que he hecho esto. 

Apoyé mis manos en mi cabeza, intranquilo, cuando de repente una llamada hizo que sobresaltara de la cama.

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