Narrado
por Pablo
¡Sara! No,
ahora no. Ahora no puedo cogérselo. No puedo hablarle sabiendo que tengo a mi
lado a una persona, que le he vuelto a fallar. Dejaba que la melodía de mi
móvil siguiera sonando, pero no podía evitar estar nervioso y sentía la
necesidad de comerme las uñas. En ese momento Andrea se despertó, se dio la
vuelta y me miró. – Mmmm, me ha despertado tu móvil. Dijo bostezando mientras se acercaba a mí. ¿Es
que no lo vas a coger? Preguntó. – No. Contesté sin más. En
ese momento el móvil dejó de sonar. Pero cuando me quise dar cuenta Sara volvía
a llamarme. – Cógelo, ¿no? ¿Quién es? Preguntaba
acercándose cada vez más para poder observar con detalle de quién se trataba la
llamada. Sara… ¿Quién es Sara? Preguntó
una vez más arqueando una ceja. – Ehhhhh.
Contesté nervioso. Sinceramente, no sabía que decirle. – Me imagino que una ex, ¿no? Andrea sonrió y se acercó a mí para
intentar besarme. Yo me aparté rápidamente y descolocada arqueó una ceja de
nuevo. Pablo, quiero decirte algo. La
miré fijamente y le hice saber que continuara. Me gustas mucho y me encantaría empezar algo contigo. ¿Qué me dices? Impresionado
me quedé al escuchar sus palabras. ¿Cómo quiere empezar una relación si nos
conocemos de días? Bueno, ahora que me doy cuenta, lo mismo pasó con Sara, pero
con una gran diferencia, que me enamoré locamente de ella en el primer momento
en que la vi en esa consulta. – No puedo.
Respondí diciendo la primera cosa que se me ocurrió y era la verdad, no
puedo. No puedo por estar tan enamorado de otra persona y por ahora mismo
sentirme el mayor imbécil. – No sé por
qué pero me da la sensación de que tengo razón y es que esa chica, esa tal Sara
significa algo para ti y que es una ex, o quién sabe, si algo más. Dijo
cabizbaja. – Ya te hablaré de ella. Voy
al baño. Dije levantándome de la cama. Esquivé la conversación como pude,
cogí mi ropa y me fui derecho al baño.
La verdad es que ahora mismo mi única
preocupación era lo que había pasado y sobre todo me aterraba de la forma en la
que Sara se lo podría tomar. No sabía cómo contarle lo sucedido. No sabía si
decírselo por teléfono, o pedirle que
viniera a Madrid, o por el contrario, yo ir a Málaga. Sé que va a ser un viaje para
una ruptura, pero me sentía un cobarde de contarle todo por teléfono. La
cuestión es que tengo que decírselo, sea como sea, cueste lo que me cueste y
sabiendo las consecuencias que tendrán.
Narrado
por Sara
Me encontraba
en mi habitación tomando un zumo de naranja, relajadísima, aunque por otra
parte me sorprendía que Pablo no cogiera el móvil, pero entendí perfectamente
que era por todo el lío que tenía.
Decidí una vez
más coger un libro que tenía en mi estantería, que he de decir que me sorprende
a mí misma la gran cantidad que tengo. Se nota que es una de mis grandes
pasiones. Pero había algo que no podía evitar que siguiera leyendo, así que
opté por leer una de esas revistas de marujas de las que se hablan de famosos.
Mi madre siempre las compra porque les gusta y últimamente por si viniera algo
de Pablo, así que bajé a la cocina. –
Mamá, ¿me puedes dar la revista de hoy? Noté como mi madre escondía algo
rápidamente y creo que era la revista de la que yo hablaba. – Eeeh, hoy no la he comprado. Se me ha
olvidado. Contestó un tanto nerviosa. –
Mamá, no me mientas, sé que la has escondido. Dámela. Dije deslizando mi
brazo. – No. Dijo sin más. – ¿Pero qué ocurre? ¿Por qué no quieres
dármela? ¿Acaso viene algo sobre Pablo? Pregunté con curiosidad, pero la
realidad era que ya me estaba preocupando. Sabía de sobra que lo que vendría en
esa revista tendría que ver con él, si no, mi madre no lo escondería tanto. ¡Mamá! Alcé la voz tras no encontrar
respuesta suya. – Que no Sara, que te he
dicho que no. Respondió enfadada. – Es
algo sobre Pablo, lo sé. Algo malo, ¿no? Pregunté apenada. – ¡Pero qué Pablo! No todo tiene que ver con
él. – Claaaaaro. ¿Entonces por qué
ese misterio? Si no fuera de él no lo ocultarías. Indiqué disgustada. No me
iba a dar por vencida hasta que mi madre no me diera la revista. – Mira Sara, toma. Dijo dándome la
revista. Pero luego no vengas
lloriqueándome. – Muy bien mamá, ya veo todo lo que me apoyas. Dije
enfadada yéndome de la cocina.
Entré en mi
habitación y empecé como loca a buscar algo sobre Pablo, hasta que di con él.
Cerré los ojos ya que sabía que podría encontrarme cualquier cosa. Suspiré y
abrí esa página con miedo. ‘’¿El nuevo amor de Pablo Alborán?’’ ¿¡QUÉ!? No daba
crédito a lo que leía, ya que me esperaba cualquier cosa, pero sobre esto… Me
mordí el labio, ya que no sabía cómo actuar. Ya el título me decía muchas
cosas. Comencé a mirar las fotos y se veía a Pablo abrazado a... ¡la chica que
besó en Madrid! Otra vez ella no.... Me decía a mí misma. Seguí leyendo el
artículo con rabia, dolor, decepción. Un cúmulo de sentimientos que no podía
evitar controlar. ‘’Sabemos que hace
unos meses el malagueño tenía novia, con la cual tuvo el accidente en su
tierra, pero es que ayer mismo le vimos con esta chica a altas horas de la
madrugada, la cual según nuestras fuentes parece ser que se trata de la
ayudante de la manager del cantante llamada Andrea. Observando las fotos podemos
apreciar como la chica y el artista parecían haberse tomado varias copas de
más, además de notar bastantes gestos cariñosos entre ambos. Se abrazan, se
miran, se sonríen, e incluso llegan a estar muy cerca y es por eso que nos
preguntamos, ¿Pablo Alborán tendrá nuevo amor?.’’
Cerré la
revista con dolor, con el alma en un puño
y como era de esperar, me derrumbé. No podía evitar derramar mis lágrimas,
tanto que la revista terminó arrugada de tanta rabia que estaba sintiendo ahora
mismo. Estoy muy harta, harta de falsas promesas, harta de palabrerías bonitas,
pero que luego no se demuestren hechos. Estoy harta de los hombres en sí. Pero
esta vez no seré la imbécil que lo perdone, esta vez Pablo ha llegado muy
lejos. Hoy pongo fin a la historia entre él y yo. Todo se acabó entre nosotros.
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