Narrado
por Pablo
Me había
escaqueado como pude de Andrea, le conté una milonga, que tenía cosas que hacer
y ya estaba en casa, tranquilo y queriendo hablar con Sara tranquilamente.
Todavía no sé como contarle lo sucedido. Esto se me está haciendo cuesta
arriba…
Antes de tomar
la decisión entré a Twitter. Esta red social y los mensajes de mi familia me
relajaban demasiado, pero esta vez no lo consiguieron… Había una revolución en
mis menciones y no entendía por qué, así que decidí meterme en una cuenta de
una fan para averiguar. Muchas veces lo hago, no sólo cuando pasan cosas,
dramas, si no en general, me gusta leer lo que ponen y al leerlo en mis notificaciones
me cuesta más. ‘’Si Pablo es feliz, yo soy feliz, esté con quien esté, se llame
Sara, Marta o como sea la otra chica.’’ ¿Otra chica? La verdad me dejaba
descolocado un poco esas palabras. Seguí investigando por otro lado hasta que
encontré un tweet que me llevaba a un link que me dejó sin respiración. Al
parecer se trataba de la revista Hola, revista que ha publicado todos mis
romances. ‘’¿El nuevo amor de Pablo Alborán?’’ Abrí el artículo nervioso hasta
no dar crédito a lo que mis ojos estaban viendo. Fotos con Andrea… En ese
momento mi mente automáticamente pensó en Sara. Me dolería aún más que se
enterara por estos medios antes que por mí, así que no dudé en cerrar el
enlace, coger mi móvil y marcar su número. Ahora la noticia me daba exactamente
igual, lo que me preocupaba era su reacción.
Llamaba a Sara
una y otra vez pero no contestaba y eso me daba que pensar que se había
enterado, ya que si ayer estuvo como loca llamándome, hoy lo cogería sin ningún
problema. Seguía llamándole pero no contestaba, así que opté por mandarle un
whatsApp rogándole que me cogiera el teléfono y una vez más intenté llamarle. Y
en ese momento vi que la llamada inició… –
No quiero ni hablar contigo, pero como veo que vas a seguir insistiendo te lo
he cogido. Por sus primeras palabras y su reacción, su voz, ya podía
deducir perfectamente de que se había enterado de todo y no podía soportarlo. – ¿Te has enterado? Pregunté nervioso. – Si, pero porque mi madre me compró la
revista, por tu parte… Suspiré. –
Sara, te juro que te lo iba a contar, simplemente que no sabía si hacerlo por
teléfono o en persona, pero al ver la noticia en internet te he llamado como un
loco. – Bueno, yo simplemente quiero saber que pasó. Una vez más suspiré.
Me moría de los nervios por su reacción, pero se lo contaría todo tal cual,
ella merece saberlo. – Antes de nada
quiero decirte que bebí, por lo cual no fui consciente de lo que hacía. – ¿Otra
vez el alcohol y su excusa? Mira Pablo ya no, ya estoy harta de ese tema y no
voy a perdonártelo otra vez. Contestó alzando la voz. – Sí, otra vez el alcohol me ha hecho perderte, primero cuando te conté
lo del pasado y ahora esto… Dije cabizbajo y quedándome callado por unos
cuantos segundos. – ¿Puedes seguir? Preguntó
Sara cabreada. – Empiezo. Los chicos y yo
salimos a celebrar la salida de mi disco, yo no quería ir pero me convencieron
y vino Andrea. La realidad es que no quería acercarme a ella por el beso que
pudiste ver, pero empecé a beber por ser una noche especial, nos quedamos solos
y ya sólo recuerdo que me levanté en su cama. Los dos comenzamos a llorar
ante mis palabras. Yo por haberle decepcionado y fallado y sobre todo, porque
sabía que esta vez si la iba a perder para siempre. Y ella por todo en general
supongo, y la entiendo perfectamente. –
¿Hiciste el amor con ella? Me quedé callado una vez más por bastante rato,
sabiendo que mi ‘’si’’ le iba a doler como puñales que se clavarían en su
corazón. – Ssssii. Balbuceé. – No me hace falta escuchar nada más para
decirte que te olvides de mí para siempre. Haz tu vida con ella, que yo
intentaré hacerla por mi parte. No pude evitar derrumbarme aún más al
escuchar esas palabras. – Sara, no me
digas eso… Yo solo te quiero a ti. Recuerda que todas las veces que te he
podido llegar a fallar no he sido consciente, la primera vez que Andrea me besó
fue ella y tú misma viste que me aparté en seguida y ayer fue por culpa del
alcohol. – ¡Que me olvides, joder! Alzó la voz sin dejar de llorar. Y
colgó… Volvía a llamarla una y otra vez pero no daba resultado, hasta que todas
mis esperanzas de que volviera a cogerme el móvil se fueron a la basura, apagó su móvil.
En ese momento
comencé a dar golpes a todo lo que pillaba, a todo tipo de muebles, sin dejar
de llorar… No dejaba de hacerlo desde prácticamente sus primeras palabras.
Había dejado mi casa echa una basura, pero no sabía cómo volcar mi rabia de
otra manera. Quizás la forma de dar golpes a todo no era la mejor solución,
pero yo así me sentía mejor. No sabía qué hacer, la idea de perder a Sara para
siempre me quemaba por dentro, pero como dice mi compañero Luis Fonsi, yo no me
doy por vencido, quiero ir a Málaga a luchar por una nueva oportunidad.
Miré el reloj
y era bastante tarde. Lo dejaré para mañana, además, ahora está todo muy reciente,
pero mañana iré en búsqueda de un perdón.
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