lunes, 29 de diciembre de 2014

Capítulo 66



Narrado por Pablo

Sara se sentó de nuevo a mi lado y me sonrió con la sonrisa más dulce que jamás había visto.

– Con que tienes novio, ¿no? Me atreví a hablar yo primero.

– Sí… Contestó cabizbaja. Lo siento. Indicó levantando de nuevo la mirada y se fijaba en mí muy detalladamente.

– No sientas nada. Yo quiero tu felicidad.

                                                   ‘’ ¿Cuánto le amas? ¿Besa como beso?
                                      Dime que aún no te ha tocado como lo hicieron mis dedos.
                                               Párale los pies a ese reloj que nos controla,
                                                             que no nos deja ser.
                                                   Que apaguen el sol de una vez.
                                   Recuérdame, ahora que ya decidiste ir con él,
                                   que sea lo que deba ser, aunque a mí me toque perder
                                   Recuérdame ahora que tu piel ya se fundió con su piel.
                                   Su mundo gira en torno a ti y tú no piensas volver. ’’

Ambos sonreímos y nos abrazamos, sin pensar en las consecuencias que tuvieran el estar ahora mismo tan cariñosos. Pero no podía evitar preocuparme, por mucho que me duela ya me he dado cuenta de que nunca más vamos a estar juntos y si hoy podía tener alguna posibilidad viéndole ablandarse por estar aquí, en el día de la muerte de su hermana, teniendo novio ya todas mis esperanzas se fueron a la basura. Pero a pesar de todo eso, prefiero que sea feliz, sea conmigo, o sea con él.

 – Y bueno, ¿qué tal todo en este tiempo? ¿Qué tal con… Andrea? Preguntaba pausando sus palabras.

– No somos nada. Sí que es cierto que nos hemos besado, nos hemos acostado, pero se ha quedado ahí. Y también es cierto que ella siente algo por mí, pero yo no.

– Ah, pues pensaba que tú sí. ¿Por qué no?

Y ahora llegó el momento más incómodo, cuando vuelvo a pensar en que respuesta dar, en si sería lo correcto decir por qué verdaderamente no he empezado algo con Andrea o inventarme una excusa. 

– Sara, ¿puedes venir un momento? De repente Alex nos interrumpió. Yo no entendía el por qué, pero acepté en que hablaran tranquilamente.

De un momento a otro se fueron y yo me quedé pensando en todo lo que acababa de ocurrir. Me había sentado como una patada en el estómago que Sara estuviera con alguien y más con una persona así. Que sí, puede que sea una maravilla de chico, pero por lo que le he conocido no la merece. 
Pablo mostrando su vena celosa… Pero quizás es ahí cuando se demuestran las cosas, cuando verdaderamente piensas lo mucho que te importa una persona, que cuando la ves con otra te quema todo por dentro. 

Narrado por Sara

Alejandro y yo nos fuimos a un lugar apartado de Pablo para poder hablar tranquilamente. A saber que me iría a contar este hombre ahora, pero yo le veía con muchas ganas de hablar, muy decidido.

– Mira Sara, si algo me da rabia de Pablo es que ante decir las cosas que siente hacia la persona que quiere se corta y en este caso le veo cortado. Sí, sabes lo exageradamente cotilla que soy y he estado espiándoos un poco, pero no he podido evitar saltar, venir a por ti y querer decirte esto cuando le has preguntado el por qué no sentía algo por Andrea. Le conozco y sé que no iba a decirte la verdad, por eso, aunque no debería de ser yo quien te la dijera lo voy a hacer.

Me causaba risa, nervios, ilusión y un sinfín de adjetivos esta situación. Ante la vena cotilla, una vez más de Alejandro no podía evitar reírme y nervios e ilusión por lo que me iría a decir, aunque, me lo podía imaginar perfectamente el por qué Pablo no estaba con esa tal Andrea, por mi…  

– Me estás poniendo de los nervios. Dime. Le decía cogiéndole de los brazos y moviéndole todo el cuerpo para que hablara.

  Me muero de ganas de que estéis juntos de una santa vez joder. Él te quiere, no te olvida y es por eso que no quiere estar con nadie más que no seas tú.

Mis ojos se llenaros de lágrimas, más vidriosos que nunca. Obviamente claro que lo suponía, pero la ilusión de que te lo diga una persona que vive todo esto tan cerca gusta más. 

Yo ahora mismo estaba hecha un lío, pensaba en Pablo, pensaba en Hugo, en todo lo que acarrearía si le dijera a uno que no va a ser elegido para que estemos juntos. Esto parecía una auténtica final de Mujeres y hombres y viceversa, cuando tienes que decidirte por uno y dejar mal a la otra persona. Odio hacer daño, odio que dos personas estén enamoradas de mí y sentir que haga lo que haga va a estar mal, porque es que encima, ambos me importan. Con ambos he vivido diferentes historias, pero intensas y mágicas.


viernes, 26 de diciembre de 2014

Capítulo 65




Narrado por Sara

Me extrañaba que Hugo hubiese llegado tan rápido, ya que tenía entendido que la cafetería estaba llenísima. Me levanté para sostener los cafés cuando me quedé atónita al darme la vuelta. Abrí los ojos de par en par no dando crédito a la persona que tenía frente a mí. ¡PABLO! ¿Pero qué hacía aquí, joder? Lo que me faltaba… 

– Bueno, veo que no era la persona que esperabas. Pero hoolaa… Me había enamorado de la forma que había pronunciado ese ‘hola’, con esa voz tan dulce que tiene. Lo siento mucho mi ni… Rápidamente se calló y me dio un fuerte abrazo mientras me acariciaba la espalda suavemente. Ese ‘mi niña’ que no lo logró terminar de decir me había hecho sentir súper cómoda.

– Pablo, ¿qué haces aquí? ¿Cómo te has enterado de lo que ha pasado? Preguntaba confusa.
Aunque perfectamente sabía su respuesta, Alex. Ahora entiendo ese ‘habían’ y ’estarán’ de Bea cuando hablaba de lo mucho que le faltaba por venir a Alex. Era por Pablo… Ya decía yo que me olía raro su mirada con Cris, lo rápido que cambió de conversación. ¿Por qué iba a ser si no?

– Me lo dijo Alex. ¡Confirmado!

– Gracias por estar aquí. Sonreí.

– Tenía que estar. Ya sabes lo mucho que adoraba a tu hermana. Me decía mientras rodeaba el banco para venir hacia mí. ¿Puedo abrazarte?

– No hace falta que ni me lo preguntes. Volví a sonreír. Mira por dónde que Pablo a falta de una, dos sonrisas había conseguido sacarme y seguidas. Nada más que le dije que podía se acercó a mí observando mi cara y volvió a abrazarme.

Me había sorprendido que estuviera aquí cuando no tenía por qué. Estando de tanta promoción, de un lado para otro, aún ya ni estando juntos y que haya venido solo a Málaga por nosotras dice mucho, me llega a pensar en que de verdad le importo. Aunque bueno, nunca he dudado de eso… Pero a la vez, no quería que estuviera aquí, no quería tenerle en mis brazos ahora mismo, él se irá a Madrid a hacer su vida y yo me quedaré pensando de nuevo en este detalle, en este abrazo, o en lo que pasará, que a saber que será…

– Sara, ¿qué haces? Rápidamente me separé de Pablo y fijé la vista en Hugo… Adiós… Él… Estaba tan cómoda en los brazos de Pablo que no me había parado a pasar que de un momento a otro podía venir Hugo y nos descubriera. Que no estábamos haciendo nada malo, solo era un abrazo, pero conociendo lo celoso que es seguro que se enfadará. ¡Hostia, el Alborán! Indicaba fijando la vista en Pablo. ¿Qué haces abrazada a él? Yo también fijé mi vista en él para hacerle saber que se estuviera callado, que no contara nada de nuestra pasada relación.

– Mmmmm, es que ya sabes lo mucho que le gustaba a mi hermana, entonces he contactado con su mánager y ha venido. Un gran detalle por su parte. Sonreí.

– No Sara, estás mintiendo, no hagas como que no me conoces. Intervino Pablo.
Y todo los puntos que había ganado al venir hasta aquí en un día como hoy los acababa de perder al contarle que le conocía más a fondo, ya que yo ahora no sabía cómo salir de esto, ya que como acababa de decir, Hugo era muy celoso y podía confundirle.

– Sara, ¿me vas a decir que cojones pasa? Preguntaba de nuevo Hugo.

– Sí, si te lo voy a decir. Que yo estuve con él, fuimos pareja. ¿Contento? Miré a Hugo. ¿Contento? Miré esta vez a Pablo pero con una mirada de rabia. Este no era el momento para contarle que había estado con él, pero si llegaba más lejos la bola de la mentira se haría más gorda y cuando explotara sería peor.

– ¿Ah sí? Bueno, pues tú, vete. Le señalaba a Pablo. Y como lo imaginaba, Hugo sacando su vena celosa… Algo que odiaba…

– Si hombre, llevo cuatro meses sin verla  y me vas a venir tu a decirme que me vaya. ¿Quién te crees que eres? Replicó Pablo.

– Su chico. Indicó esta vez Hugo. Yo rápidamente miré a Pablo y agaché la cabeza. Tampoco este era el momento adecuado para decirle que estaba con una nueva persona. Permanecía con la mirada perdida, sin decir ninguna palabra. Sabía que se iba a quedar callado ante estas palabras, le conozco… Así que ya sabes, te vas. Volvió a decir Hugo.

– Pero a ver, ¿tú quién te crees que eres?

– ¿Otra vez? Su chiiiiico. Contestaba con recochineo.

– ¿Vas a dejar de vacilar? Le preguntaba Pablo enfadado levantándose del banco.

– Oh, pero si el maricón de Alborán le echa dos huevos. De repente Pablo se fue para Hugo pero yo le detuve.

– Pues si te contara este maricón lo que le ha hecho disfrutar a tu chica. Madre mía…

– A ver, ya, ¿no? Joder. ¿Es que nadie piensa en mí o qué? ¿Es que de verdad creéis que este es el momento para hacerse los machitos? Porque estáis demostrando muchas cosas… Una de ellas es que no os importo tanto como decís o como queréis mostrar. Sabiendo lo mal que estoy, venga… a montar el espectáculo. Os aplaudo de verdad, os aplaudo. Y eso hice, mostrando mi enfado que creo que nunca antes lo había mostrado tanto, pero jamás me había sentido tan violenta y dolida, y encima por dos personas importantes en mi vida que tantísimo quiero.

– Lo siento. Dijeron ambos a la vez.

– Pablo, quédate aquí sentadito, que ahora tenemos que hablar, Hugo ven. Me llevé a este último un poco más apartado de Pablo. Debía de entender que tenía mucho que hablar con la otra persona, por muy celoso que sea…

– Mira, a mí ese Alborán me ha tocado los cojones. Indicaba enfadado.

– Y mira, este no es el momento, pero sí he estado con él, y le he querido muchísimo, por lo cual necesitamos una conversación así que te agradecería que te fueras con mi madre y me dejaras un momento a solas.

– Vale, está bien, me voy. Hugo se acercó a mí para besarme, pero yo me aparté. No sabía sinceramente porque lo hacía y eso me preocupaba, yo misma me preocupaba porque estaba tan liada con la presencia de Pablo que ya no sé si no me apetecía por él o por lo enfadada que estaba con ambos. Vale, perfecto, maravilloso…

Hugo se fue enfadado y yo me fui de nuevo con Pablo. Con Hugo tendré tiempo de aclararlo, con Pablo no… Él no está aquí siempre y además tenemos una charla pendiente, una muy larga que sinceramente, no sé cómo acabará.